En 1964, añada extraordinaria de Rioja, cuando Benny Carter y Sammy Cahn compusieron "only trust your heart", ya habían pasado casi dos años desde el concierto mítico del 21 de noviembre de 1962 en el Carnegie Hall de Nueva York, aquella velada histórica en la que los Estados Unidos descubrieron la Bossa Nova y ya nada fue igual ni en el mundo de la música popular ni tampoco en el de los ascensores. Las réplicas de aquel terremoto armónico se notaron pronto en los standards. Se volvieron más sofisticados, más minimalistas. Adquirieron una melancolía estilizada muy poco norteamericana, y que remitía más bien a los atardeceres en IPanema y Leblon. No siempre se gana, parecían susurrar, al margen de la letra que se estuviera cantando. Y muchas veces lo importante es aceptar la derrota con estilo, con sabiduría, con cierto desapego elegante.
A ese género de standards hijos de la Bossa Nova pertenece esta canción, tan apropiada para otra tarde de avistamiento fallido de Icebergs pero también de belleza infalible. No me extraña pues que formara parte del repertorio que Roberto Menescal, el compositor de clásicos de la Bossa Nova como O barquinho, propuso a Stacey Kent para su primera colaboración juntos. Producida por él, con su batida de guitarra entre Barney Kessel y João Gilberto como estuche de lujo para la voz precisa y dulce de Stacey, la melodía suena nueva, recién estrenada. Con olor a mar, y a perfume ligero de verano.
Siempre recuerdo lo que mi querido Alfredo Lorenzo, la persona con mejor gusto y criterio musical que conozco, me decía cuando asistíamos a tantos conciertos juntos, "bastan los dos primeros acordes para saber si lo que viene te va a llegar al corazón y a la piel. Los primeros 10 segundos de un concierto contienen ya todo lo que va a venir". Escuchad los dos primeros acordes de esta canción. Ese bajo inesperado y prometedor. Y hacedle caso a Stacey cuando os aconseja que le hagáis caso a vuestro corazón: Sentid como late con cadencia de Bossa Nova.
Ignacia de Pano.